Es de noche, peregrino,
y amenaza tempestad,
te envuelve la oscuridad,
está cerca tu destino.
Debes seguir tu camino
bajo las aguas del mar,
hasta encontrar un lugar
donde no te abrace el viento,
donde no llegue el aliento
de las nubes al pasar.
El camino está desierto
esta noche oscura y fría.
No esperes la luz del día,
ni la protección del puerto.
No te pongas a cubierto,
no dejes de caminar.
Tal vez prefieras volar
ligero como una hoja,
mientras la lluvia te moja
mientras sueñas con el mar.
Peregrino de la noche,
amenaza tempestad.
Aunque el camino se acabe…
¡Nunca dejes de soñar!
© Caminante 2010
