Al Caminante nunca le gustaron las despedidas, por eso, se mantuvo en silencio mientras se disolvía en la lluvia y el viento.
Sin embargo, sabía que unos pocos amigos siguieron acudiendo a este lugar hasta el fin. A estos les quiso dejar un recuerdo, su agradecimiento y su cariño.
Se han cerrado sus cuadernos. Tal vez queden olvidados y llenos de polvo en algún anaquel escondido o, tal vez alguien, recuerde alguno de sus versos aunque olvide su nombre para siempre. Eso le hubiese gustado.
Se ha dado el último paso. Él sabe ya qué significan las Itacas.
El Caminante se fue. Recordadlo como un hombre que amó mucho.
En el dedo corazónde su mano derecha llevaba atado un cordón rojo.
© DJ 2011 "Volver al SUR"